miércoles, 3 de diciembre de 2014

Un año en Colombia: soltando amarras...

Sinay escribió: "Soltar es un arte. Como tal es una experiencia de aprendizaje y muchas ganas de ir haciendo camino al andar". Lo que no dijo es que sería fácil. 
Decidir nunca es sencillo. Es una de esas tareas complicadas que requieren listas de ventajas y desventajas, de las causas y las consecuencias, de los cambios que habrá que adoptar y las cosas que hemos de enfrentar. Por supuesto, se trata de una cuestión más mental que real porque nunca sabemos que pasará realmente. 

Vista panorámica de la ciudad desde el cerro de Monserrate

Un 3 de diciembre de 2013 viajé a Bogotá con mi par de maletas, mi cámara de fotos y sin ticket de vuelta. Que más de una vez añoré. Hoy, sentada frente a la computadora a 4600 kilómetros del país donde nací, miro para atrás y me emociono al pensar todo lo que he vivido en Colombia.  Les confieso que fue muy duro dejar Argentina y separarme de mi familia, mis amigos, y mi vida profesional... pero estaba convencida que tenía todo por aprender... ¿y que he aprendido en estos 12 meses? Mucho: a distinguir un cachaco de un paisa, que las arepas con queso me saben a beso, que los 7 tonos del azul los encuentro en San Andrés, que la paz se puede encontrar en Villa de Leyva, que un tinto puede ser un vino y también un café. Que un corrientazo es algo más que una descarga eléctrica, que Guatavita esconde una leyenda, que las mujeres de Botero no están gordas sino infladas, que detrás en un billete de 50 mil pesos se puede hallar una historia. 
He descubierto además, la hospitalidad colombiana, la gracia de Doña Elvia, la frescura de Angélica, la solemnidad del Profe Oscar, la simpatía de Diana y que 21Korredores además de un equipo de entrenamiento, también puede ser una familia. 

Imagen extraída de la página de 21korredores.

Aprendí que si me pongo unas gafas menos oscuras, con más aumento y donde cabe mucha luz puedo ver el mundo tal como es y no como me lo han contado; que puedo cambiar de filtros y observar a las personas con sus diferentes matices; que cuando algo termina, hay que tener coraje para sostener el vacío; que el alma suele moverse a ritmos diferentes de los del cuerpo porque es más fácil mover el cuerpo que instalar el alma...

Alguien me dijo alguna vez, "el mundo es demasiado grande para evitar una despedida". Gracias a todos los que me han apoyado y a los que vuelven amena mi realidad. A mis padres por estar siempre ahí transmitiéndome ánimo y por enseñarme que los hogares se construyen desde adentro; a mis hermanas Romina y Ana Carla por incentivarme siempre a dar saltos (y decirles que es una grandísima suerte tenerlas en mi vida); a la generosidad de Ana Ravera; a la paciencia de Gonzalo Reynoso; a Guillermina, Marianela y Carolina que me sostienen a diario con su amistad; a las personas que siempre me leen; a Elizabeth, Ellen y Mónica porque Colombia sin ellas no sería lo mismo; a Santiago mi compañero, mi amor, mi hogar; y a todos los colombianos que me transmiten su rico sabor y sus ganas de vivir.

Imagen tomada el Día Festivo de Colombia en el Parque El Virrey.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Jerga colombiana...¡que chimba!

Fue sólo en mi trato constante con la población local, donde fui adquiriendo consciencia de que las variantes que presenta el habla de nuestro español son más profundas y diversas de lo que a simple vista pudiese pensarse o imaginarse. 


Sin perder de vista el clásico refrán italiano que sentencia:"Traduttore, tradittore"; señalando que el que traduce, traiciona; voy a ofrecerles un pequeño muestrario de lo que el habla popular ha incorporado y que salen al encuentro con la frescura de lo vivo y cotidiano. 
En Colombia al auto lo llaman carro, al estacionamiento parqueadero, al autobús pequeño de servicio público se lo llama buseta, el tráfico vehicular es un trancón (siempre tenaz) y el que molesta mucho es un cansón. Se monta en cicla no en bicicleta, la bicisenda es cicloruta, las zapatillas son tenis y no se ablandan, sino que se amansan.
El patacón es una rebanada frita de plátano, la sandía es patilla, la palta es aguacate y la mandioca es yuca
El tinto es el café sin leche y sin crema, la aromática es un té de hierbas y el dulce de leche es arequipe. En la olleta se prepara el chocolate, el parcero será amigo y el porro no se fuma, se baila. Aquí se va de rumba no de fiesta, la tusa tiene que ver con el despecho amoroso y vaina puede significar cualquier cosa. 
Si te regalan te sirven o te traen lo que has pedido, si te vacían te regañan, si te gusta es chevere o si es bueno es chimba y si es pequeño es chino
Tragarse es sinónimo de enamorarse, el apendejado es atontado, emputarse significa enfadarse, si tienes resaca estas enguayabado y si estas excitado sexualmente estás arrechado.
A un cuerpo voluminoso lo llaman acuerpado, el cabecipelao no tiene pelo, el aguacero es una lluvia repentina y abundante, y una pola o pochola es una cerveza. Marica es una muletilla usada con gente de confianza y berraco es una persona que pone mucho empeño para realizar algo. 
Ahora es ahorita, elefantito es elefantico y la fruta es frutica. ¡A la orden! es un gracias o de nada, coger es tomar, y ¿que más? es cómo estás. 


Colombia es un crisol de razas en donde se funden múltiples culturas, idiosincrasias y lenguas. Al escribir y tratar de enumerar las palabras que forman parte de este mini diccionario corro el peligro de dejar afuera a más de un centenar, pero me resulta tan sabroso como hablan por aquí, que no quería dejar pasar la oportunidad. 
¡La lengua está viva y es evolutiva, a celebrarlo!

viernes, 14 de noviembre de 2014

Villa de Leyva un rincón acogedor...

¡Piérdete! No, no es ningún desaire sino un sabio consejo para todo viajero que pase por aquí. Este pueblito es de esos rincones que se disfrutan sólo de caminar. Pasear sin rumbo fijo, maravillarse con su arquitectura homogénea, respirar aire colonial o simplemente disfrutar su carácter señorial que invita a perderse por calles ambientadas por faroles de luz tenue, que propician momentos íntimos y sirven de inspiración para nuevos romances. Quizás para enamorarnos también un poco de nosotros mismos, y para conectarnos con la simplicidad de las cosas, como el silencio de las noches, el olor de las flores o el canto de los pájaros al amanecer.




La soporífera Villa de Leyva se fue a dormir en 1572 y nunca más se despertó. Se puede vagar libremente por este espacio perfectamente conservado como espectador de otra era u otra realidad. Esa realidad que no vive pendiente del celular y del reloj, sino esa que te regala al unísono, conciencia y emoción. Porque, la soporífera, es uno de esos sitios donde el tiempo se detiene, y en sus bares, cafecitos y hostales, siempre hay un rincón especialmente acogedor para alejarse de los tumultos citadinos.



Hoy quiero contarles un par de cosas de este pueblito de gente amable.  La Villa de Nuestra Señora de Leyva se levantó en lo que fuera hace millones de años un inmenso mar que dejó sus huellas en impresionantes fósiles y reliquias paleontológicas. Hoy pueden verse parte de los vestigios en el Museo El Fósil. 
Además, está asentada justo en el centro del departamento de Boyacá, escenario de mil contrastes y de paisajes tan verdes como hermosos. ¡Observen!



Asimismo, conserva intactas, alrededor de la Plaza Mayor, sus casas blancas de estilo colonial desplegadas en una superficie de 14.000 metros cuadrados completamente empedrados, donde se destaca una pila de agua, ubicada en el centro de la plaza, llamada Ara Sagrada, la cual abasteció a sus pobladores por más de cuatro siglos. 
Fue escenario de  múltiples rodajes como las telenovelas El Zorro y Pasión de Gavilanes, y actualmente cada Agosto desde hace 39 años, se inunda de niños, padres y cometas para celebrarse el "Festival del viento y las cometas".


Asimismo, fue cuna de eminentes próceres como los Antonios: Nariño y Ricaurte (conocido como el héroe de San Mateo). 
Construida según las normas arquitectónicas españolas: fachadas blancas, ventanales y puertas de madera, bellos balcones de influencia morisca son los que constituyen su gracia y su carácter. Hoy es un fiel reflejo de su legado. 




Al observar a las mujeres mayores peinadas con las mismas trencitas de niñas, los sombreros boyacenses, las ruanas, las alpargatas, el hablar y el trato de la gente, el ritmo pausado del lugar, de verdad me pregunto si el tiempo ha seguido aquí su curso normal o más bien se paró desde entonces. Quien sabe...


¡Villa de Leyva manifiesta encanto, romance y misticismo. Esta autenticidad es un activo evanescente en un mundo cada vez más globalizado. Hay que aprovecharlo mientras dure!

Información adicional: 
Cómo llegar en carro: a 177km de Bogotá (sólo tres horitas), por Autonorte con dirección hacia Tunja. http://www.villadeleyva.net/inf_general_ubicacion.php
Cómo llegar en bus: Dirigirse hacia la calle 170 con autopista (Portal Norte de Transmilenio). Tomar bus hacia Tunja en un recorrido de dos horas y media. Desde Tunja salen colectivos hasta las 8.00pm con rumbo a Villa de Leyva y son solo 45 minutos. También puede tomar los buses directos que ofrece Libertadores desde Bogotá, y salen a las 5.30am y 3.30pm en la 170 con Autopista. 

jueves, 6 de noviembre de 2014

El Carriel Paisa: un sentido de pertenencia...

Muchos consideramos que recorrer un supermercado en un viaje es hacer turismo...y levanto la manito aquí, ya que personalmente disfruto descubrir cada visita, cada ingrediente, cada cosita que se me aparece en las góndolas. Pues que les digo, si hace un par de días nomás, me detuve para analizar en detalle la imagen universalmente conocida del personaje cafetero Juan Valdéz. ¡Allí se me presentó el CARRIEL PAISA, ya que este muchacho siempre lleva puesto uno!
¿Me pregunté qué es ese bolsito?
Nada más y nada menos que uno de los referentes culturales más relevantes de Colombia, una mezcla entre clóset y escritorio portátil. 
 Parece que con su uso se sigue una tradición "la de llenar los bolsillos" con diversas cositas como amuletos o con mucho dinero, pues se dice que el elemento era, y es todavía, el banco de los arrieros paisas, quienes, en sus caballos, recorren las fincas y pueblos pagando en efectivo.
Aunque el contenido depende del oficio de cada campesino, generalmente en el carriel también se guarda una toalla, pañuelo, peine, barbera, cortauñas, lima, un espejo y todo lo que el campesino necesite para verse bien presentado. ¡Que tal!



Hablemos de él y su dudosa procedencia...
Es una tradicional prenda de dimensiones funcionales y simbólicas; con múltiples bolsillos, que se transforman en contenedores de la intimidad masculina (y ahora femenina)...
Este elemento, además de colombianísimo, se las trae con su historia. El pequeño se usa desde la Colonia, especialmente por los campesinos de los departamentos de Antioquia, Caldas, Risalda y Quindío. Se caracteriza por sus múltiples bolsillos (que pueden llegar a ser hasta 20! si si dije bien 20!) y por las "secretas" o espacios que solo su dueño conoce. 
El nombre "carriel" tiene muchos orígenes posibles, como la evolución de la expresión inglesa carry all; o podría ser un hebraísmo por la terminación el, que significa "Dios" y que se podría referir a "carr-i-el": llevar todo, incluido a Dios. 
También se cree que guarniel fue su primer nombre y luego pasó a llamarse carriel cuando vinieron los extranjeros durante la colonización antioqueña. 
Sea cual sea su origen, el muy versátil carriel se ha ido adaptando a la topografía montañosa con múltiples arrugas y espacios compartimentados que dividen distintos aspectos de la vida.


Los carrieles originales se hacían con piel de nutria u ocelote y con jaguares, canguro rojo o perro de monte, cuando estos animales se cazaban sin ningún control. Hoy se usa la piel de becerro (o ternero), y es cosido a mano o con máquina Singer de 1912.

Como ofrenda...
Como forma de rendirle homenaje y como símbolo de los arrieros o cowboys que recorren montañas en sus caballos, llenando el paisaje de colores y texturas, cuando personalidades del mundo visitan Colombia, es prácticamente una costumbre obsequiar uno.
Aquí les muestro algunos muy contentos con su carriel...

En la reciente visita del Príncipe Carlos a Colombia (Noviembre 2014)

París Hilton también se le animó al carriel.

El Papa Juan Pablo II luciendo uno en el año 1985.

 Pueblos carrieleros...
Los dos pueblos conocidos por su artesanía son Jericó y Envigado, aunque la autenticidad se le otorgó al primero en 1973 con la Orden del Carriel. Fue declarado Patrimonio Cultural del Municipio en 2009 y actualmente, se encuentra en trámites para obtener la denominación de origen. 

Para cerrar, quiero compartirles un extracto del poema "Los arrieros" de Carlos Alberto Valle: 
"Blasón heráldico de sin numerosos bolsillos,
todos los secretos están guardados en tu piel,
es emblema del arriero, elegancia y honradez,
es corazón, porque no sabe vivir sin un carriel."
  
¡Ya saben, si vienen por aquí y necesitan un multiusos nómade, no olviden: del paisa al mundo, el antioqueño carriel!





miércoles, 29 de octubre de 2014

El oro como ofrenda a los dioses...


Como la cabra tira al monte, no me puedo resistir ante la presencia de un Museo. Creo que estos espacios son verdaderos tesoros de conocimiento y están muy cerca de nosotros, sólo basta con permitirnos abrir sus puertas para advertir como se transforman en máquinas del tiempo, que nos conectan con nuestro pasado y nos ayudan a entender lo que somos. 


Basta entrar al Museo del Oro para darse cuenta del carácter mágico del lugar. Todo el legado de las culturas misteriosas, de la que sólo poseemos visiones fragmentarias, está ahí, a la vista de los visitantes. Lo que se expone es apenas lo poco que queda, en realidad lo que quedó después de la barbarie y el saqueo, un tesoro que ensoñaría cualquier bucanero. Cientos, miles de piezas sobrevivientes a la niebla de los días, al óxido del tiempo, nos dan a pensar que esta gente, nuestros antepasados, debieron ser nombrados Gente de Oro.


El Museo del Oro de Bogotá es considerado uno de los mejores del mundo (según Trip Advisor), es decir que, si viene por aquí y anda corto de tiempo, no se lo puede perder.
Comprende cerca de 34.000 piezas de oro, más 20.000 objetos óseos, líticos, cerámicos y textiles pertenecientes a 13 sociedades prehispánicas: Tumaco, Nariño, Cauca, Calima, San Agustín, Tierradentro, Tolima, Quimbaya, Muisca, Urabá y Chocó, Malagana, Zenú y Tairona.

Imagen utilizada por la cervecería Club Colombia.
 El Museo se divide en varios pisos. Uno de los más atractivos para mi, es la sala de Cosmología y Simbolismo, ubicada en el Tercer Piso. Cuando rozamos la mentalidad de los nativos, nos sorprenden sus atavios, las narigueras y pectorales, las diademas antropomorfas, los sellos de barro, los volantes de huso, entre tantas cosas para ver.
Nos acercamos a Los chamanes, siempre sentados, en permanente éxtasis y en trance, cuando sus orejas se vuelven cascabeles y de sus cuerpos aparecen plumas. Quizás, hace mucho tiempo soñaron en un futuro, se vieron eternos e inmortales en un Museo sin tiempo, en donde las personas de todo el planeta viajarían para conocer su mensaje.


 También, aquí se encuentra la pieza fundacional de este museo. Se trata de un "poporo de oro". Este recipiente se empleaba para mambear la hoja de coca hasta conseguir una forma de polvo utilizado en las ceremonias religiosas. El proceso de mambeado dependía de la región y las costumbres, pero lo usual era mezclar la hoja de coca con cal o cenizas de diferentes plantas para extraer todos sus alcaloides. Este es un proceso natural que forma parte de los ritos religiosos de las tribus indígenas y que aún perdura en nuestros días. En la Guajira colombiana utilizan cal, en Perú utilizan cenizas de plantas como la quinua o quínoa, mientras que numerosas tribus amazónicas mezclan las hojas con cenizas de yarumo. 
 A mediados del S. XIX se descubrió en una cueva subterránea en el noreste antioqueño en la que se halló una de las piezas más curiosas y, con el tiempo, más populares dentro y fuera de Colombia, el poporo quimbaya

Poporo quimbaya. Cauca medio. Período temprano 500 aC a 700 dC.
 Entre tanto para ver, existe una ofrenda muy representativa aquí, se trata de la Balsa Muisca que supuestamente se arrojaba como dádiva a la laguna de Guatavita.  
Ubicada en una oscura sala, en medio de una vitrina. En su interior, una balsa de oro. Es la balsa de El dorado y una de mis piezas favoritas. Quien la encontró se llama Cruz María Dimaté, un campesino que en 1856 la halló dentro de una vasija de cerámica en una pequeña cueva del municipio de Pasca, al sur de Bogotá. 
 Se desconoce con exactitud a la época que pertenece pero podría tratarse del período tardío de la cultura muisca entre 600 y 1600 después de Cristo. 
En el centro de la pieza se encuentra un personaje de gran importancia y tamaño destacado que se interpreta como el cacique. La figura central está rodeada por otros doce personajes menores.
Algunos portan bastones, los del frente llevan dos máscaras de jaguar y maracas de chamán en sus manos y en los muy pequeños, que están al borde de la balsa, puede reconocerse a los remeros.

Balsa muisca. Figura de ofrenda.

 La balsa representa la ceremonia de proclamación de un líder muisca, en la que el heredero era cubierto de polvo de oro y sus pies rodeados de oro y piedras preciosas, que posteriormente arrojaba en el centro de la laguna en una especie de ofrenda a los dioses. En la balsa de juncos que le conducía hasta el corazón del lago le acompañaba el cacique ataviado con plumas, coronas y brazaletes y escoltado por varios soldados. La ceremonia finalizaba en tierra, con danzas y bailes tribales.
 Fundida en una sola pieza en un molde de arcilla mediante la técnica de la cera perdida es de oro de alta ley (más de 80%) con plata y cobre. 


 El oro como metal sagrado, receptor de la energía del sol, estrella que da vida y la fuente de fertilidad en la cosmogonía de las sociedades precolombinas encarnaba un profundo significado. Los objetos de oro no fueron considerados símbolos de riqueza material. Subrayaban el prestigio y servían como ofrendas religiosas.

 

 "El oro se extrae de la tierra, se transforma, se usa, se hace símbolo y vuelve a la tierra como ofrenda".

Quizás este pensamiento pueda resumir la relación que los nativos tenían en función al metal. Quizás podamos aprender de ellos a desapegarnos de lo material, a convivir en armonía con la naturaleza, a internalizar la fórmula litúrgica "Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris" 
Recuerda hombre, que eres polvo, y al polvo regresarás...


Para no olvidar:



martes, 21 de octubre de 2014

La fusión de MARIAZÚ...

No quería dejar pasar los días sin contarles algo que descubrí husmeando por el mundo virtual.  Me gusta mucho cuando, en un mix de causalidad y de casualidad, me topo con gente que hace buena música. El criterio que uso para decir que alguien hace buena música no se basa en conocimientos técnicos, sino que utilizo una regla más bien sensitiva donde inconscientemente surge un movimiento de patita,y simultáneamente los pelitos de la nuca se despiertan atentos para encontrarse con unas profundas ganas de repetir una y otras vez la misma canción.

En Colombia, este lugar del planeta al que le ha tocado ser testigo de conflictos y guerras, es también cuna de etnias y culturas que se funden en su música llena de color, donde suenan instrumentos y lenguajes de todas partes. En Bogotá, esta ciudad que me sorprende todo el tiempo, tiene bien guardadas algunas joyitas que hay que descubrir hasta en los rincones más inhóspitos. Aquí nació Mariazú



 
Mariazú hace música apta para los paladares amantes del jazz. 
Ellos se definen como un proyecto artístico, poético, ecológico y consciente.
Su música nació en Bogotá en el año 2009 del encuentro entre Sarah Marechal, parisina arrullada por el jazz y la bosa nova, y un conjunto de versátiles músicos de esta ciudad. Curiosos de mezclar lenguajes, ellos crean un sonido inédito y conmovedor, sensual como América Latina, libre como el jazz, irónico y comprometido como sabe ser la canción francesa.  


 En el año 2011 prepararon su primer sencillo: 4 Elementos; y el primer video clip de la banda "On the Planet", realizados en la casa de Sarah dentro del entorno que ella se ha construido desde su instalación en las montañas de Bogotá: la huerta, las gallinas, los amigos y toda la creatividad y la alegría que caracteriza a los colombianos. 
En esta primera grabación se siente esta experiencia de vida, el espíritu de improvisación y el compromiso político y ecológico...
A partir de esta experiencia, la visión ecologista de Mariazú ha seguido para desembocar en un nuevo trabajo interdisciplinario titulado RED-AGUA (Res-Eaux): una creación poética que junta música, performance, danza, creación audiovisual y plástica, para interpelar nuestra relación fisiológica, practica y simbólica al elemento central de la vida: el agua.



Si desean verlos en vivo y en directo estarán tocando el 1 de Noviembre en el Parque del Renacimiento (Calle 26# Cra. 22). Aquí les dejo el flyer...

La música de Mariazú es la unión concreta de dos culturas enlazadas en melodías que encierran un fuerte contenido social y ambiental y un compromiso hacia la vida...

 
"Ahí nos encontramos. No en Minca, sino en esta búsqueda de lo esencial, de lo real, de algo más cercano a lo que él y yo (y muchos más, lo sé) estamos empezando a percibir como justo y necesario: generando como un deber para los seres humanos el reconsiderar nuestra relación con la urbe, con el sentido de lo colectivo, con la sociedad en general. Un deber hacia la vida.” (Sarah Marechal)

Que la disfruten... ¡Salud!



martes, 23 de septiembre de 2014

Un día con BOTERO...

Adoro visitar Museos. Sola o acompañada, depende de mi estado de ánimo o de las circunstancias. 
El potente silencio de sus salas, el descubrimiento de una nueva mirada, la ilusión de ser parte de ese arte trascendente que se me ofrece, no sólo me brindan asombro sino el placer único de aproximarme a la sensibilidad que encierra cada obra.
 Bogotá tiene un arte monumentalista inconfundible, y esas expresiones 
tienen nombre y apellido: Fernando Botero.
Si fuera necesario escoger un adjetivo para calificarlo, tal vez mi mejor elección sería: reconocible. Sus figuras, sus volúmenes, sus trabajos no se parecen a ningún otro pintor. Funciona como un logotipo con una presencia internacional indiscutible, ya que se puede apreciar en mi querido Buenos Aires, en Tokio, en Múnich, en Milán, en París, en Madrid, en Punta del Este, en Caracas y la lista sigue. 
Botero es uno de los pocos artistas que se ha dado el lujo de exponer su trabajos en varias de las avenidas y plazas más famosas del mundo. 
Infinitas razones para conversar un poco con él.
 
"El estudio". 1990. Óleo sobre lienzo. En este pieza se puede ver a Botero retratándose frente a la modelo que posa para él.
Aprovechando la visita de Nora, nos surgieron las ganas de rodearnos de espacios y gente inspiradora, así que nos echamos a andar hacia el Museo Botero.  
Ubicado en el antiguo Palacio Arzobispal, de una arquitectura colonial y exquisitamente conservada, este espacio alberga la donación que el maestro realizó a la ciudad de Bogotá. Se trata de un total de 208 obras en exposición permanente. De las cuales, 85 pertenecen al arte universal y 123 de su propia autoría que incluyen dibujos, acuarelas, óleos, pasteles y esculturas.

"A la intolerancia debemos oponer el arte, porque el arte no es un capricho que adorna una sociedad, sino una necesidad espiritual que debe ser compartida con entusiasmo...para mi es un placer infinito saber que estas obras pertenecen hoy a Colombia".
(Palabras de Botero)
 
Al traspasar el umbral de entrada esta mano gigante, gordita y juguetona te dá la bienvenida. El gracioso conjunto de dedos bellamente tallados como si quisiera invitarnos a soñar y a olvidar otras manos que han ocupado hasta hoy nuestra memoria.
Y esto es sólo la mano. Imaginensé ustedes como será el resto del individuo que está dentro.


"Mano izquierda". Sin fecha. Escultura en bronce.

Así pues, para ampliar nuestra mirada nos alquilamos una audio guía y nos planificamos nuestro propio recorrido. En primer lugar, transitamos las salas que albergan arte universal y encontramos representantes como Monet, Baptiste-Camille, Renoir, Toulouse-Lautrec, Degas, Matisse, Dalí, Picasso, Miró y muchos más. 



"Busto retrospectivo de Mujer". Bronce. Salvador Dalí.

Luego, comenzamos a visualizar la abundante obra de Botero, y sus diferentes técnicas: lápiz sobre papel, óleo sobre lienzo, acuarelas y esculturas.

"Adán y Eva". 1990. Lápiz sobre papel.
 


Descubrimos que tanto sus esculturas como sus pinturas, se centran en la representación de figuras humanas y animales con los mismos volúmenes macizos, como una alabanza a la vida a través de formas rotundas.

"Mujer sentada con fruta". 1996. Escultura en bronce.

El jugador de proporciones...
 "Yo no pinto gordos. Pinto la naturaleza muerta volumétrica; todo es volumétrico.
Creo que el volumen es un elemento muy importante de la pintura, 
pero a mí me gusta el volumen. 
Una mujer bella  pintada tal como es, resulta de un superficialidad y vanalidad terrible." (Fernando Botero)

Monalisa. 1977. Óleo sobre lienzo.

A Botero no le gusta que le digan que pinta gordas, lo que puede observarse es un uso exagerado del volumen. No hay flacidez en la carne, sino son como esferas o cuerpos inflados. Pero su técnica, no sólo se aplica a los cuerpos, sino que se extiende a las sillas, las frutas, las flores, los animales y todo lo que toque su pincel parece apetitosamente comestible.


"Bananos". 1990. Óleo sobre lienzo.

"Canasta de frutas". 1997. Óleo sobre lienzo.

"Flores". 1988. Óleo sobre lienzo.


El artista antioqueño.
Botero nació en un abril del 1932 en las tierras cálidas de Medellín. Su gran pasión por los toros despertó su vocación de artista, ya que su primer pintura fue una acuarela taurina. Pero un día decidió partir hacia el mundo, estudiar, abrir sus espacios y crear sus propias formas.  Un autodidacta nato que nunca olvidó su origen. Tal es así, que el Museo de Antioquia ubicado en su ciudad natal, alberga sus donaciones desde 1975 en dos salas: la Sala Fernando Botero y la Sala Pedrito Botero, que lleva el nombre de su hijito fallecido a los 4 años en un accidente automovilístico.
Podría concluir que no dudo de su identidad, ni de su éxito, ni de su enorme generosidad. Pero voy a contarles una anécdota que suma: cuentan que cuando no tenía dinero para comprarle juguetes a sus hijos, recogía de las calles de Nueva York láminas de aluminio para crearles armaduras, espadas y un mundo de fantasía. 


"Leda y el cisne". 1995. Escultura en bronce. 




"Caballo". Escultura en mármol.
 Hoy, con 82 años cumplidos, vive en un pueblito de Italia donde sigue trabajando incansablemente con el mismo ardor y la misma pasión y lo hará igual que siempre, de pie y en silencio porque "ya no aspira a más"... 
porque Botero late, está vivo, como lo está este museo. 

Info por si ténes ganas de visitarlo:
Lugar: Calle 11# 4-41 (Bogotá)
Días y horarios: Lunes a sábado de 9 a 7 pm/ Domingos y festivos de 10 a 5 pm/ Cerrado los martes
Costo: Entrada libre y gratuita.
Servicio de visitas guiadas. 











lunes, 1 de septiembre de 2014

Escapada a TEODELINA...

Teodelina es el lugar que me vio crecer y adolescer...para mi es la familia, la infancia, la nostalgia entera. Cuando piso de nuevo estas tierras, me alcanzan esos olores que no tienen edad, los que arrastran todos los recuerdos juntos. Supongo que todos tenemos ese espacio donde podemos ir a buscarnos a nosotros mismos...y para mi ese lugar tiene el color de la pampa húmeda argentina...

Vista aérea de Teodelina, su entorno y su plaza Ituzaingó.

Tirando las coordenadas..
Ubicado en la provincia de Santa Fe (Argentina), sobre la ruta provincial 94, a 3 km del límite con la provincia de Buenos Aires y a 205 km de la ciudad de Rosario. De acuerdo al Censo 2010, aquí viven y conviven 6400 personas aproximadamente. Lleva un nombre (de origen germano) que significa "amable con el pueblo" y que pertenecía a la esposa del señor Alvear, quién generosamente donó estas tierras para su fundación, gestionada el 30 de Julio de 1875, convirtiéndose así, en uno de los pueblos más antiguos del sur santafesino.


Tierra de aventureros... 
Quizás muchos se soprendan que en un espacio tan pequeño se desarrollen actividades difíciles de encontrar en otros sitios de similares características. Es que siempre he pensado que en Teodelina, hay gente con muchas ganas de hacer cosas diferentes...una de esas, es la que armaron los aficionados de Parapente Teodelina. Parece que este grupo de entusiastas, se amigaron con los tornillos, los motores, las velas, juntos se dieron impulso y aprovechando las corrientes ascendentes, cobraron alas y se elevaron por los aires. Así fue que crearon este proyecto que fue contagiando a más voladores y "sin prisa pero sin pausa" llegaron a participar en un record GUINNES!

Fotos proporcionadas por Parapente Teodelina

El balneario y su laguna, íconos de la zona
 Recuerdo que las siestas de verano en Teode eran de un calor intenso, el sol calcinaba las calles y hasta la chicharra parecía ahogarse bajo el peso de Febo. En busca de alivio nos escapábamos hasta el "balneario". Siguiendo el trazo del Vía Crucis, llegábamos hasta su ingreso donde ya imaginábamos que el calor se calmaba y sentíamos que el agua se convertiría en un bálsamo para el alma.
Creo que si hay algo representativo, es el Balneario El Edén, no sólo por las dimensiones de la piscina, las propiedades del agua salada, sino también porque bajo las sombra de sus árboles pasábamos nuestra adolescencia y compartíamos los inolvidables campamentos de verano. Si habremos planificando horas y horas esa estadía, que se desarrollaría por 3 o 4 días, pero nos regalaría la oportunidad de sentirnos un poco "girls scouts".

Vista aérea de Balneario El Edén.

Sky acuático, pesca, kitesurf o windsurf son algunas de las opciones de deportes acuáticos que ofrece la Laguna El Chañar. A esto se le suma el kayak. Su nombre proviene de los "esquimales"  y la utilizaban para pescar o cazar. Hoy en día, existen tantos diseños o variantes como sus usos potenciales. Por ejemplo, las teodelinenses Flavia y Mariel, la utlizan no sólo para ejercitar el cuerpo, sino también como terapia "donde encuentran paz para depurar la mente de viejos guiones y recargar energías".
  
Ph Flavia Lettieri


Aquí las paredes también hablan...
Pintado con el propósito de "abrazar el territorio, sembrar afectos y reconocer historias", los artistas grandes y pequeños se congregaron para serpentear líneas y dejar huellas en las paredes de la Terminal de Ómnibus. Se colorearon parapentes, flamencos, a la Sra Teodelina Fernández de Alvear y al poeta Julio Gutierrez Martín, quien alguna vez escribió: " Aquí está Teodelina, alero secular de los viajeros, con música en las venas, con cantos en el alma, con versos en la sangre". 

Ph Flavia Lettieri
 
Por las noches
En mi pago, hay varias esquinitas que tienen sabor a barrio e invitan a charlar, comer y reír durante horas.  

Esquina 1: Bar de la Sociedad Española. Es emblemática. Aún conserva sus techos altos y su fachada original. Allí ofrecen unos lomitos completos para acompañar con cervezas, deliciosos!



Esquina 2: Parrilla Don Julián. Si deseas probar carne y de la buena, no podés dejar de visitarlos (o al menos eso hago yo). El asado y la atención son un combo de placer!


Esquina 3: Jass Bar. La ambientación y la música acompañan muy bien los ricos platos que despachan aquí. La opción que más me atrae son las pizzas acompañadas con un buen trago preparado por Juan o Anibal para relajar la velada.


¡A elegir tu ochava...y disfrutar!!

Postales de Agosto

Salir de casa en estos días fresquisimos se convierte en una proeza y solo asomo mi piecito a la calle si la ocasión realmente amerita. Dicho esto último, me calzé la bufanda al cuello y salí a recorrer la Plaza Ituzaingó para ver que encontraba. 




 y como dijo Atahualpa una vez: "para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás"...yo te vi Teodelina y me verás volver!