viernes, 14 de noviembre de 2014

Villa de Leyva un rincón acogedor...

¡Piérdete! No, no es ningún desaire sino un sabio consejo para todo viajero que pase por aquí. Este pueblito es de esos rincones que se disfrutan sólo de caminar. Pasear sin rumbo fijo, maravillarse con su arquitectura homogénea, respirar aire colonial o simplemente disfrutar su carácter señorial que invita a perderse por calles ambientadas por faroles de luz tenue, que propician momentos íntimos y sirven de inspiración para nuevos romances. Quizás para enamorarnos también un poco de nosotros mismos, y para conectarnos con la simplicidad de las cosas, como el silencio de las noches, el olor de las flores o el canto de los pájaros al amanecer.




La soporífera Villa de Leyva se fue a dormir en 1572 y nunca más se despertó. Se puede vagar libremente por este espacio perfectamente conservado como espectador de otra era u otra realidad. Esa realidad que no vive pendiente del celular y del reloj, sino esa que te regala al unísono, conciencia y emoción. Porque, la soporífera, es uno de esos sitios donde el tiempo se detiene, y en sus bares, cafecitos y hostales, siempre hay un rincón especialmente acogedor para alejarse de los tumultos citadinos.



Hoy quiero contarles un par de cosas de este pueblito de gente amable.  La Villa de Nuestra Señora de Leyva se levantó en lo que fuera hace millones de años un inmenso mar que dejó sus huellas en impresionantes fósiles y reliquias paleontológicas. Hoy pueden verse parte de los vestigios en el Museo El Fósil. 
Además, está asentada justo en el centro del departamento de Boyacá, escenario de mil contrastes y de paisajes tan verdes como hermosos. ¡Observen!



Asimismo, conserva intactas, alrededor de la Plaza Mayor, sus casas blancas de estilo colonial desplegadas en una superficie de 14.000 metros cuadrados completamente empedrados, donde se destaca una pila de agua, ubicada en el centro de la plaza, llamada Ara Sagrada, la cual abasteció a sus pobladores por más de cuatro siglos. 
Fue escenario de  múltiples rodajes como las telenovelas El Zorro y Pasión de Gavilanes, y actualmente cada Agosto desde hace 39 años, se inunda de niños, padres y cometas para celebrarse el "Festival del viento y las cometas".


Asimismo, fue cuna de eminentes próceres como los Antonios: Nariño y Ricaurte (conocido como el héroe de San Mateo). 
Construida según las normas arquitectónicas españolas: fachadas blancas, ventanales y puertas de madera, bellos balcones de influencia morisca son los que constituyen su gracia y su carácter. Hoy es un fiel reflejo de su legado. 




Al observar a las mujeres mayores peinadas con las mismas trencitas de niñas, los sombreros boyacenses, las ruanas, las alpargatas, el hablar y el trato de la gente, el ritmo pausado del lugar, de verdad me pregunto si el tiempo ha seguido aquí su curso normal o más bien se paró desde entonces. Quien sabe...


¡Villa de Leyva manifiesta encanto, romance y misticismo. Esta autenticidad es un activo evanescente en un mundo cada vez más globalizado. Hay que aprovecharlo mientras dure!

Información adicional: 
Cómo llegar en carro: a 177km de Bogotá (sólo tres horitas), por Autonorte con dirección hacia Tunja. http://www.villadeleyva.net/inf_general_ubicacion.php
Cómo llegar en bus: Dirigirse hacia la calle 170 con autopista (Portal Norte de Transmilenio). Tomar bus hacia Tunja en un recorrido de dos horas y media. Desde Tunja salen colectivos hasta las 8.00pm con rumbo a Villa de Leyva y son solo 45 minutos. También puede tomar los buses directos que ofrece Libertadores desde Bogotá, y salen a las 5.30am y 3.30pm en la 170 con Autopista. 

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