martes, 23 de septiembre de 2014

Un día con BOTERO...

Adoro visitar Museos. Sola o acompañada, depende de mi estado de ánimo o de las circunstancias. 
El potente silencio de sus salas, el descubrimiento de una nueva mirada, la ilusión de ser parte de ese arte trascendente que se me ofrece, no sólo me brindan asombro sino el placer único de aproximarme a la sensibilidad que encierra cada obra.
 Bogotá tiene un arte monumentalista inconfundible, y esas expresiones 
tienen nombre y apellido: Fernando Botero.
Si fuera necesario escoger un adjetivo para calificarlo, tal vez mi mejor elección sería: reconocible. Sus figuras, sus volúmenes, sus trabajos no se parecen a ningún otro pintor. Funciona como un logotipo con una presencia internacional indiscutible, ya que se puede apreciar en mi querido Buenos Aires, en Tokio, en Múnich, en Milán, en París, en Madrid, en Punta del Este, en Caracas y la lista sigue. 
Botero es uno de los pocos artistas que se ha dado el lujo de exponer su trabajos en varias de las avenidas y plazas más famosas del mundo. 
Infinitas razones para conversar un poco con él.
 
"El estudio". 1990. Óleo sobre lienzo. En este pieza se puede ver a Botero retratándose frente a la modelo que posa para él.
Aprovechando la visita de Nora, nos surgieron las ganas de rodearnos de espacios y gente inspiradora, así que nos echamos a andar hacia el Museo Botero.  
Ubicado en el antiguo Palacio Arzobispal, de una arquitectura colonial y exquisitamente conservada, este espacio alberga la donación que el maestro realizó a la ciudad de Bogotá. Se trata de un total de 208 obras en exposición permanente. De las cuales, 85 pertenecen al arte universal y 123 de su propia autoría que incluyen dibujos, acuarelas, óleos, pasteles y esculturas.

"A la intolerancia debemos oponer el arte, porque el arte no es un capricho que adorna una sociedad, sino una necesidad espiritual que debe ser compartida con entusiasmo...para mi es un placer infinito saber que estas obras pertenecen hoy a Colombia".
(Palabras de Botero)
 
Al traspasar el umbral de entrada esta mano gigante, gordita y juguetona te dá la bienvenida. El gracioso conjunto de dedos bellamente tallados como si quisiera invitarnos a soñar y a olvidar otras manos que han ocupado hasta hoy nuestra memoria.
Y esto es sólo la mano. Imaginensé ustedes como será el resto del individuo que está dentro.


"Mano izquierda". Sin fecha. Escultura en bronce.

Así pues, para ampliar nuestra mirada nos alquilamos una audio guía y nos planificamos nuestro propio recorrido. En primer lugar, transitamos las salas que albergan arte universal y encontramos representantes como Monet, Baptiste-Camille, Renoir, Toulouse-Lautrec, Degas, Matisse, Dalí, Picasso, Miró y muchos más. 



"Busto retrospectivo de Mujer". Bronce. Salvador Dalí.

Luego, comenzamos a visualizar la abundante obra de Botero, y sus diferentes técnicas: lápiz sobre papel, óleo sobre lienzo, acuarelas y esculturas.

"Adán y Eva". 1990. Lápiz sobre papel.
 


Descubrimos que tanto sus esculturas como sus pinturas, se centran en la representación de figuras humanas y animales con los mismos volúmenes macizos, como una alabanza a la vida a través de formas rotundas.

"Mujer sentada con fruta". 1996. Escultura en bronce.

El jugador de proporciones...
 "Yo no pinto gordos. Pinto la naturaleza muerta volumétrica; todo es volumétrico.
Creo que el volumen es un elemento muy importante de la pintura, 
pero a mí me gusta el volumen. 
Una mujer bella  pintada tal como es, resulta de un superficialidad y vanalidad terrible." (Fernando Botero)

Monalisa. 1977. Óleo sobre lienzo.

A Botero no le gusta que le digan que pinta gordas, lo que puede observarse es un uso exagerado del volumen. No hay flacidez en la carne, sino son como esferas o cuerpos inflados. Pero su técnica, no sólo se aplica a los cuerpos, sino que se extiende a las sillas, las frutas, las flores, los animales y todo lo que toque su pincel parece apetitosamente comestible.


"Bananos". 1990. Óleo sobre lienzo.

"Canasta de frutas". 1997. Óleo sobre lienzo.

"Flores". 1988. Óleo sobre lienzo.


El artista antioqueño.
Botero nació en un abril del 1932 en las tierras cálidas de Medellín. Su gran pasión por los toros despertó su vocación de artista, ya que su primer pintura fue una acuarela taurina. Pero un día decidió partir hacia el mundo, estudiar, abrir sus espacios y crear sus propias formas.  Un autodidacta nato que nunca olvidó su origen. Tal es así, que el Museo de Antioquia ubicado en su ciudad natal, alberga sus donaciones desde 1975 en dos salas: la Sala Fernando Botero y la Sala Pedrito Botero, que lleva el nombre de su hijito fallecido a los 4 años en un accidente automovilístico.
Podría concluir que no dudo de su identidad, ni de su éxito, ni de su enorme generosidad. Pero voy a contarles una anécdota que suma: cuentan que cuando no tenía dinero para comprarle juguetes a sus hijos, recogía de las calles de Nueva York láminas de aluminio para crearles armaduras, espadas y un mundo de fantasía. 


"Leda y el cisne". 1995. Escultura en bronce. 




"Caballo". Escultura en mármol.
 Hoy, con 82 años cumplidos, vive en un pueblito de Italia donde sigue trabajando incansablemente con el mismo ardor y la misma pasión y lo hará igual que siempre, de pie y en silencio porque "ya no aspira a más"... 
porque Botero late, está vivo, como lo está este museo. 

Info por si ténes ganas de visitarlo:
Lugar: Calle 11# 4-41 (Bogotá)
Días y horarios: Lunes a sábado de 9 a 7 pm/ Domingos y festivos de 10 a 5 pm/ Cerrado los martes
Costo: Entrada libre y gratuita.
Servicio de visitas guiadas. 











lunes, 1 de septiembre de 2014

Escapada a TEODELINA...

Teodelina es el lugar que me vio crecer y adolescer...para mi es la familia, la infancia, la nostalgia entera. Cuando piso de nuevo estas tierras, me alcanzan esos olores que no tienen edad, los que arrastran todos los recuerdos juntos. Supongo que todos tenemos ese espacio donde podemos ir a buscarnos a nosotros mismos...y para mi ese lugar tiene el color de la pampa húmeda argentina...

Vista aérea de Teodelina, su entorno y su plaza Ituzaingó.

Tirando las coordenadas..
Ubicado en la provincia de Santa Fe (Argentina), sobre la ruta provincial 94, a 3 km del límite con la provincia de Buenos Aires y a 205 km de la ciudad de Rosario. De acuerdo al Censo 2010, aquí viven y conviven 6400 personas aproximadamente. Lleva un nombre (de origen germano) que significa "amable con el pueblo" y que pertenecía a la esposa del señor Alvear, quién generosamente donó estas tierras para su fundación, gestionada el 30 de Julio de 1875, convirtiéndose así, en uno de los pueblos más antiguos del sur santafesino.


Tierra de aventureros... 
Quizás muchos se soprendan que en un espacio tan pequeño se desarrollen actividades difíciles de encontrar en otros sitios de similares características. Es que siempre he pensado que en Teodelina, hay gente con muchas ganas de hacer cosas diferentes...una de esas, es la que armaron los aficionados de Parapente Teodelina. Parece que este grupo de entusiastas, se amigaron con los tornillos, los motores, las velas, juntos se dieron impulso y aprovechando las corrientes ascendentes, cobraron alas y se elevaron por los aires. Así fue que crearon este proyecto que fue contagiando a más voladores y "sin prisa pero sin pausa" llegaron a participar en un record GUINNES!

Fotos proporcionadas por Parapente Teodelina

El balneario y su laguna, íconos de la zona
 Recuerdo que las siestas de verano en Teode eran de un calor intenso, el sol calcinaba las calles y hasta la chicharra parecía ahogarse bajo el peso de Febo. En busca de alivio nos escapábamos hasta el "balneario". Siguiendo el trazo del Vía Crucis, llegábamos hasta su ingreso donde ya imaginábamos que el calor se calmaba y sentíamos que el agua se convertiría en un bálsamo para el alma.
Creo que si hay algo representativo, es el Balneario El Edén, no sólo por las dimensiones de la piscina, las propiedades del agua salada, sino también porque bajo las sombra de sus árboles pasábamos nuestra adolescencia y compartíamos los inolvidables campamentos de verano. Si habremos planificando horas y horas esa estadía, que se desarrollaría por 3 o 4 días, pero nos regalaría la oportunidad de sentirnos un poco "girls scouts".

Vista aérea de Balneario El Edén.

Sky acuático, pesca, kitesurf o windsurf son algunas de las opciones de deportes acuáticos que ofrece la Laguna El Chañar. A esto se le suma el kayak. Su nombre proviene de los "esquimales"  y la utilizaban para pescar o cazar. Hoy en día, existen tantos diseños o variantes como sus usos potenciales. Por ejemplo, las teodelinenses Flavia y Mariel, la utlizan no sólo para ejercitar el cuerpo, sino también como terapia "donde encuentran paz para depurar la mente de viejos guiones y recargar energías".
  
Ph Flavia Lettieri


Aquí las paredes también hablan...
Pintado con el propósito de "abrazar el territorio, sembrar afectos y reconocer historias", los artistas grandes y pequeños se congregaron para serpentear líneas y dejar huellas en las paredes de la Terminal de Ómnibus. Se colorearon parapentes, flamencos, a la Sra Teodelina Fernández de Alvear y al poeta Julio Gutierrez Martín, quien alguna vez escribió: " Aquí está Teodelina, alero secular de los viajeros, con música en las venas, con cantos en el alma, con versos en la sangre". 

Ph Flavia Lettieri
 
Por las noches
En mi pago, hay varias esquinitas que tienen sabor a barrio e invitan a charlar, comer y reír durante horas.  

Esquina 1: Bar de la Sociedad Española. Es emblemática. Aún conserva sus techos altos y su fachada original. Allí ofrecen unos lomitos completos para acompañar con cervezas, deliciosos!



Esquina 2: Parrilla Don Julián. Si deseas probar carne y de la buena, no podés dejar de visitarlos (o al menos eso hago yo). El asado y la atención son un combo de placer!


Esquina 3: Jass Bar. La ambientación y la música acompañan muy bien los ricos platos que despachan aquí. La opción que más me atrae son las pizzas acompañadas con un buen trago preparado por Juan o Anibal para relajar la velada.


¡A elegir tu ochava...y disfrutar!!

Postales de Agosto

Salir de casa en estos días fresquisimos se convierte en una proeza y solo asomo mi piecito a la calle si la ocasión realmente amerita. Dicho esto último, me calzé la bufanda al cuello y salí a recorrer la Plaza Ituzaingó para ver que encontraba. 




 y como dijo Atahualpa una vez: "para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás"...yo te vi Teodelina y me verás volver!